Ya tengo coche. Mi primer coche en propiedad. Por fin estoy tranquilo.
Llegas, arrancas y a andar. Y lo que parece tan sencillo en realidad ha
sido un poco infierno. Quizá sea la falta de costumbre, pero lo de ir de
concesionario en concesionario mirando coches, comparando, regateando
precios, que si recomendación de por aquí y recomendación por allá. Y
siempre con la sensación de que te están tomando el pelo, de que te
están sacando los duros. Luego comparas precios entre ciudades y acabas
más desmoralizado aún si cabe (Castellón no es una buena ciudad donde
comprar coche). Supongo que el ciclo se acaba cuando uno se encabezona y
empieza a acotar posibilidades.